Hace poco participé como invitado
a un taller acerca del uso de la calculadora en las clases de matemática. Me
resultó muy grato este encuentro debido a que en el 2008, y después de un año
que me tomó escribirlo, se publicó mi libro “Matemática y pensamiento crítico.
Una aplicación a la Trigonometría” donde dediqué un capítulo al uso de la
calculadora y mencionaba muchas de las cosas que señalaron los panelistas
durante el taller. Han pasado 15 años desde entonces y aún hoy encontramos
docentes de instituciones educativas, muchos de ellos del nivel superior,
resistentes a permitir su uso en las clases de matemáticas.
Uno de los argumentos más citados
en contra de su uso es que la calculadora reduce la adquisición de destreza en
las operaciones básicas. Quienes, como yo, estamos a favor del uso de la
calculadora pensamos en esta herramienta como un complemento y no como un
sustituto. En los primeros grados debe trabajarse la destreza de realizar
cálculos básicos con lápiz y papel. Se debe aprender los algoritmos de las
operaciones elementales, ganar seguridad y rapidez en su aplicación, ejercitar
el cálculo mental, validar sus resultados y comprender el significado de los
mismos. Hay quienes señalan que operaciones con números de hasta dos cifras
deben hacerse con lápiz y papel, pero para números más grandes deben usarse las
calculadoras. Incorporar el uso de las calculadoras en el aula debe reservarse
para cuando esto se haya logrado. Introducimos la calculadora buscando que el
estudiante entienda las matemáticas mejor, no peor. Con ello buscamos trabajar
otras capacidades evitando la sobrecarga en operaciones básicas. El uso de la
calculadora disminuye el tiempo dedicado a los cálculos y proporciona a los estudiantes
y docentes más tiempo para concentrar el esfuerzo y la atención en la
comprensión de conceptos, elaboración de estrategias y discusión de argumentos.
Cuando las calculadoras son usadas apropiadamente mejoran el aprendizaje de las
matemáticas y facilitan su comprensión.
El Consejo Nacional de Profesores
de Matemáticas (NCTM), la organización de educación matemática más grande del
mundo, declara que las calculadoras
tienen un importante papel en el apoyo y la promoción del aprendizaje de
matemáticas elementales. Contrariamente a lo que se piensa las investigaciones
han evidenciado que el uso de la calculadora puede promover la adquisición de
la destreza en las operaciones. Además de promover el aprendizaje de otras
ideas matemáticas y el desarrollo de estrategias no formales que les
proporcionan bases más sólidas para sus estudios posteriores en matemáticas. Podemos
no estar de acuerdo con el uso de la calculadora en la educación básica,
discutir en a partir de qué grado se debe permitir su uso o en qué tipo de
ejercicios, actividades o temas pueden ser usadas. Sin embargo considero que en
la educación superior universitaria se debe promover su uso en los cursos de
matemáticas para ganar velocidad y precisión en los cálculos. Con más tiempo
para trabajar en la adquisición de conceptos nuevos y resolución de problemas
podemos enfatizar en importantes aspectos como 1) comprender el problema o
situación propuesta; 2) hacer conjeturas; 3) identificar las variables e
incógnitas involucradas, sus significados y unidades; 4) proponer estrategias
de solución y su planteamiento; y 5) la interpretación de los resultados
obtenidos.
En mi experiencia docente permitir
y promover el uso de la calculadora científica me ha permitido abordar
situaciones problemáticas reales y realistas. Tomar los datos tal y como son en
la realidad y operar con ellos sin temor alguno aumenta el interés de mis
estudiantes por los temas tratados y con ello valorar la importancia que tienen
las matemáticas en diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana. Estos
aspectos contribuyen con la democratización de las matemáticas y a mejorar la
actitud hacia las matemáticas.
Modelos recomendados Casio fx-570 o Casio fx-991
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