sábado, 13 de junio de 2015

Calculadoras y aplicaciones en la clase de matemática ¿por qué no?

Hace poco participé como invitado a un taller acerca del uso de la calculadora en las clases de matemática. Me resultó muy grato este encuentro debido a que en el 2008, y después de un año que me tomó escribirlo, se publicó mi libro “Matemática y pensamiento crítico. Una aplicación a la Trigonometría” donde dediqué un capítulo al uso de la calculadora y mencionaba muchas de las cosas que señalaron los panelistas durante el taller. Han pasado 15 años desde entonces y aún hoy encontramos docentes de instituciones educativas, muchos de ellos del nivel superior, resistentes a permitir su uso en las clases de matemáticas.

Uno de los argumentos más citados en contra de su uso es que la calculadora reduce la adquisición de destreza en las operaciones básicas. Quienes, como yo, estamos a favor del uso de la calculadora pensamos en esta herramienta como un complemento y no como un sustituto. En los primeros grados debe trabajarse la destreza de realizar cálculos básicos con lápiz y papel. Se debe aprender los algoritmos de las operaciones elementales, ganar seguridad y rapidez en su aplicación, ejercitar el cálculo mental, validar sus resultados y comprender el significado de los mismos. Hay quienes señalan que operaciones con números de hasta dos cifras deben hacerse con lápiz y papel, pero para números más grandes deben usarse las calculadoras. Incorporar el uso de las calculadoras en el aula debe reservarse para cuando esto se haya logrado. Introducimos la calculadora buscando que el estudiante entienda las matemáticas mejor, no peor. Con ello buscamos trabajar otras capacidades evitando la sobrecarga en operaciones básicas. El uso de la calculadora disminuye el tiempo dedicado a los cálculos y proporciona a los estudiantes y docentes más tiempo para concentrar el esfuerzo y la atención en la comprensión de conceptos, elaboración de estrategias y discusión de argumentos. Cuando las calculadoras son usadas apropiadamente mejoran el aprendizaje de las matemáticas y facilitan su comprensión.

El Consejo Nacional de Profesores de Matemáticas (NCTM), la organización de educación matemática más grande del mundo, declara que las calculadoras  tienen un importante papel en el apoyo y la promoción del aprendizaje de matemáticas elementales. Contrariamente a lo que se piensa las investigaciones han evidenciado que el uso de la calculadora puede promover la adquisición de la destreza en las operaciones. Además de promover el aprendizaje de otras ideas matemáticas y el desarrollo de estrategias no formales que les proporcionan bases más sólidas para sus estudios posteriores en matemáticas. Podemos no estar de acuerdo con el uso de la calculadora en la educación básica, discutir en a partir de qué grado se debe permitir su uso o en qué tipo de ejercicios, actividades o temas pueden ser usadas. Sin embargo considero que en la educación superior universitaria se debe promover su uso en los cursos de matemáticas para ganar velocidad y precisión en los cálculos. Con más tiempo para trabajar en la adquisición de conceptos nuevos y resolución de problemas podemos enfatizar en importantes aspectos como 1) comprender el problema o situación propuesta; 2) hacer conjeturas; 3) identificar las variables e incógnitas involucradas, sus significados y unidades; 4) proponer estrategias de solución y su planteamiento; y 5) la interpretación de los resultados obtenidos.


En mi experiencia docente permitir y promover el uso de la calculadora científica me ha permitido abordar situaciones problemáticas reales y realistas. Tomar los datos tal y como son en la realidad y operar con ellos sin temor alguno aumenta el interés de mis estudiantes por los temas tratados y con ello valorar la importancia que tienen las matemáticas en diferentes situaciones de nuestra vida cotidiana. Estos aspectos contribuyen con la democratización de las matemáticas y a mejorar la actitud hacia las matemáticas. 

Modelos recomendados Casio fx-570 o Casio fx-991

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